La alquimia en la holística y el proceso de nigredo, albedo y rubedo
- tripulacionfm
- 20 mar
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Actualizado: 8 abr
La búsqueda de un significado profundo sobre la existencia ha llevado a la humanidad a explorar diversas tradiciones y prácticas a lo largo de la historia. Una de las más antiguas es la alquimia, la sabiduría más intuitiva de la naturaleza. De hecho, desde la niñez, aprendemos sobre la importancia de la transmutación de los elementos, agua, fuego, tierra y aire. Muchos alquimistas a lo largo de los siglos han enfatizado el compromiso que requiere respetar los ciclos de la naturaleza y comprender su comportamiento. Para ellos, la naturaleza es la verdadera maestra del arte alquímico y la guía en el proceso de unión con el Ser Superior.
En tiempos contemporáneos, la holística —reconocida como un conjunto de conocimientos y principios que entienden al ser humano, la naturaleza y al universo como un todo integrado—, reconoce la importancia fundamental de la alquimia para el trabajo interior. La holística toma de la alquimia su primer principio: la soberanía espiritual, el "todo en uno y el uno en todo".

Hoy en día, la difusión cada vez más grande del mundo holístico ha integrado a la sabiduría alquímica desde enfoques multiculturales, como la alquimia china, la alquimia maya, la alquimia hindú o la alquimia occidental. Perpetuando así su mandato dentro de una filosofía cada vez más globalizada. Dado que la alquimia es una práctica tan intuitiva, puede considerarse como la madre de muchas creencias religiosas, desde el zoroastrismo hasta el cristianismo. En este contexto, el estudio de la holística difunde y enriquece el sentido y objetivo de la alquimia: la transformación y armonización del ser humano en todos sus niveles de realización a través del instinto y las emociones, para llegar a la unión con la propia divinidad. Veamos más a detalle la integración de la sabiduría alquímica al conocimiento holístico. La alquimia para la holística en el proceso del nigredo, albedo y rubedo. Alquimia
El proceso de transformación interior es un concepto que ha guiado a las culturas lo largo de la historia de la humanidad, desde cada ritual, creencia, oración y milagro. Hoy en día, sabemos que la alquimia, tradicionalmente asociada con la transmutación de los metales y la búsqueda de la piedra filosofal, va mucho más allá de su entendimiento superficial. El verdadero camino hacia la develación de los misterios comienza con una profunda reverencia a la naturaleza y a los secretos de Dios guardados en ella. En aquellos tiempos, el iniciado alcanzaba la comprensión escuchando al silencio, esperando el primer despertar en su interior. El encuentro con el oro espiritual es un arte que utiliza el cuerpo como instrumento, partiendo de transformaciones químicas corporales detonadas por la mente del iniciado. El alma eterna, en matrimonio con el espíritu, vincula a los tres vehículos principales: cuerpo, alma y espíritu, simbolizando así la evolución del ser. Esta transmutación del alma del plomo al oro, es un proceso de despertar y realización de la conciencia.
Profundizando en este conocimiento, Carl Gustav Jung en su libro Psicología y Alquimia (1944), observó que los alquimistas proyectaban sus procesos psicológicos internos en la “materia” con la que trabajaban. Jung denominó a este proceso individuación, la integración de la psique inconsciente y consciente. De este modo, la dinámica natural alquímica, nigredo (putrefacción), albedo (purificación) y rubedo (iluminación), se propuso como un modelo para categorizar las etapas del desarrollo personal. El objetivo es acercarse a la totalidad consciente del individuo. Veámoslo más a detalle:
1. Nigredo (Oscuridad, sombra, muerte, transformación)
• En alquimia: Se refiere a la fase de descomposición, donde la materia es reducida a su esencia más pura, liberando toda presencia de metales pesados. Este es un estado de absoluto retraimiento, dolor y búsqueda.
• En psicología: Representa el encuentro con la sombra, los aspectos inconscientes y reprimidos de la personalidad salen a la luz y transforman al individuo. En esta fase de crisis y caos, se requiere el ejercicio de introspección necesaria para el autoconocimiento.
2. Albedo (Purificación, el Yo consciente)
• En alquimia: Es el proceso de blanqueamiento y purificación de la materia. Un estado que lleva al adepto a nuevo conocimiento y sabiduría, permitiéndole sanar enfermedades y aliviar la pobreza espiritual.
• En psicología: Corresponde a la integración de aspectos inconscientes en la conciencia. Aquí, el individuo comienza a aceptar y reconciliar partes de sí mismo que antes rechazaba, permitiéndose crecer y abrirse a nuevos estados del ser. La persona se siente más madura y más sabia.
3. Enrojecimiento (citrino) (Integración del Ánima/Ánimus)
• En alquimia: Un estado intermedio donde surge la luz del oro en la materia transmutada. El adepto está conectado a la naturaleza de su ser y está provisto de habilidades divinas que le permiten acceder a fuentes extensas de sabiduría. La conexión con el alma es absoluta.
• En psicología: Representa la integración de los principios femenino (Ánima) y masculino (Ánimus) dentro del individuo, un paso que acerca a la persona a la comprensión de su totalidad, dando una razón a su existencia y a su propósito de vida.
4. Rubedo (Iluminación, exaltación)
• En alquimia: Es el resultado final, la obtención de la piedra filosofal o el oro alquímico. La unión indisoluble entre cuerpo, alma y espíritu abren las puertas a la eternidad. El cielo y la tierra en uno solo.
• En psicología: Simboliza la realización del Sí Mismo, el estado en el que la persona ha integrado su consciente e inconsciente en una identidad unificada y equilibrada. La realidad está bajo el control consciente del individuo.
De esta manera, entendemos cómo Jung veía a la alquimia como un proceso análogo al camino del autoconocimiento y la transformación psicológica. Transmutar el plomo en oro es, en esencia, transmutar los conflictos internos en sabiduría y totalidad. La individuación es, por tanto, la gran obra alquímica aplicada a la psique.

Alquimia y holística
La holística como concepto y enfoque no tiene un solo creador o fundador, sino que es el resultado de la integración de diversas culturas, tradiciones filosóficas, médicas y espirituales a lo largo del tiempo. Su desarrollo es fruto de la convergencia de conocimientos antiguos y del pensamiento moderno. En su esencia, lo holístico se concentra en la creencia de que todo es posible si se cree en uno mismo, bajo las leyes del corazón, el amor, el perdón y la compasión, comenzando desde el interior de cada ser.
Esta inclinación filosófica, que busca sostener el conocimiento antiguo de las creencias culturales, ha sido influenciada por la Psicología Humanista y la Psicología Transpersonal. Esta última fundada en los años 70 por Stanislav Grof y otros investigadores, explora estados ampliados de conciencia, espiritualidad y procesos de sanación holísticos. De la manera similar en que Carl Jung recurrió a la alquimia para entender los procesos de la psique. Es por esto que la holística ha seguido creciendo, encontrando respaldo en estudios científicos, incluso dentro de la física cuántica.
Dentro de este contexto, los principios del proceso alquímico—como nigredo, albedo y rubedo—han cobrado relevancia en la psicología y en los estudios holísticos. Estos procesos alquímicos, que preceden la perfección, reflejan etapas de transformación interior que resuenan profundamente con quienes se introducen en los estudios de Jung o en el mundo de la holística. Gracias a ello, tanto el conocimiento alquímico como el cuerpo teórico de Jung han ganado popularidad en los últimos años.
Entonces, ¿qué podría representar esta fusión de conocimientos? ¿Estamos hablando de una Alquimia Holística? Esta unión parece ser una invitación a comprender no solo la transformación del ser humano a través de la alquimia, sino también cómo la integración de la psicología, el esoterismo, la espiritualidad, la filosofía y la ciencia se combinan en un proceso armonioso de crecimiento personal, propio de la Era de Acuario.

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